Son proletarios, asalariados, clases medias, en definitiva, electores clásicos del laborismo inglés y de la izquierda española. Ahora son los “tory workers”, ciudadanos que tienen miedo al futuro económico, acostumbrados a una vida más acomodada y que no la quieren perder bajo ningún concepto. Ellos son en gran parte los responsables de la victoria aplastante del PP en la Comunitat Valenciana y del descalabro socialista, situación que ha contribuido a consolidar para el PP la Comunitat Valenciana como bastión propio y a su líder, Francisco Camps.
Los “tory workers” han llevado a la victoria al Partido Popular en plazas históricamente socialistas y situadas en el llamado “cinturón rojo” de voto de izquierdas del área metropolitana de Valencia. Municipios como Xirivella, Aldaia, Alaquàs, Picanya, Torrente, Burjassot, Burjassot y Paterna son a fecha de hoy territorio del PP y los socialistas han sido desplazados a segundas posiciones.
Por ejemplo, un caso muy significativo es el de Alaquàs donde su alcalde, Jorge Alarte, también secretario general de los socialistas valencianos, ha pasado de aventajar en cinco puntos al PP en las europeas de 2004 a quedar casi tres puntos por detrás.
En Aldaia, de los 11 puntos de ventaja para los socialistas ahora se han quedado atrás a casi cuatro puntos. Algo similar ha sucedido en Picanya, con un ventaja favorable al PP de más de cuatro puntos, Torrente (16 puntos porcentuales entre PP y PSOE), Xirivella (5 puntos a favor del PP), Burjassot (6 puntos a favor de los populares) o Paterna (14 puntos por delante el PP). Quart de Poblet, por el contrario, sigue siendo de las pocas poblaciones que se le resisten a los populares.
Los resultados de otras ciudades como Sueca o Gandia vienen a confirmar esta tendencia de apuntalamiento del PP por parte del voto de izquierdas. “Se trata de un voto de supervivencia. Es gente que ha girado hacia el centro derecha porque piensan que desde el PP se puede gestionar mejor los presupuestos públicos”, explica un analista político del Partido Popular, quien traza un paralelismo de lo ocurrido con el capitalismo popular de Margaret Thatcher.
Conviene tener en cuenta que la ciudad de Valencia y su área metropolitana constituyen cerca del 35% de los votos en la Comunitat Valenciana y, por tanto, hacerse con las plazas principales de la zona para transformarlo de “cinturón rojo” a “cinturón azul” es sido una de las principales estrategias de los fontaneros del PP valenciano.
Otro de los méritos de la victoria popular hay que encontrarlo en la capacidad de movilización de 22.000 voluntarios que han participado de interventores durante la jornada electoral y que han desempeñado un papel importante en la atracción del voto al PP.
La gran pregunta que cualquier puede plantearse es ¿cómo un partido político puede mover a más de 20.000 voluntarios en un solo día? La respuesta la tiene el PP en su fuerza municipal. Las estructuras locales de base municipalista son las que le permiten al partido regenerarse internamente y tener siempre un banquillo en constante movimiento. Frente al PSOE que se ha alimentado tradicionalmente de universidades y sindicatos, el PP lo ha hecho a partir de sus juntas locales.
El presidente de los valencianos, Francisco Camps, llegó al 7-J con la sombra de sospecha del caso Gürtel y ha salido sobradamente absuelto por las urnas. Para Camps, estas elecciones eran fundamentalmente un plebiscito personal y finalmente lo ha superado con enorme contundencia. Es cierto que el PP se ha catapultado en Madrid, Murcia o Galicia, pero el caso de la Comunidad Valenciana, era todavía más importante porque todas las miradas desde hace tres meses estaban puestas sobre el dirigente valenciano.
La euforia de Camps en la noche electoral no ha estado falta de motivos. En primer lugar, porque la victoria del PP sobre el PSOE ha sido superior a los 15 puntos porcentuales en la Comunitat Valenciana, un resultado histórico para los populares que se han distanciado en 278.000 votos sobre los socialistas. En segundo lugar, porque era el primer envite con Jorge Alarte como líder de los socialistas valencianos, una de las grandes apuestas de Ferraz, y que ha salido vapuleado hasta en el municipio donde es alcalde, Alaquàs. Y en tercer lugar porque se ha sabido movilizar al electorado del PP en una campaña que se preveía altamente abstencionista.
La confrontación y movilización han sido realmente las dos claves que han jugado a favor de los populares valencianos. La conocida “factoría Blasco” que ha estado marcando las pautas de la campaña ha sabido jugar con habilidad dichas bazas y encajonar a los socialistas en la ratonera del caso Gürtel del que no han sabido salir, ni parece que tengan el propósito de hacerlo, a tenor de las primeras reacciones de Alarte.
El equipo de campaña del PP sabía desde hace semanas que estas elecciones estaban ganadas, pero en la diferencia con el PSOE estaba la clave. Hasta 150.000 votos de diferencia hubiese sido interpretado como una victoria agridulce para Camps. Sin embargo, ni los más optimistas en las filas populares presagiaban una victoria tan aplastante.
Una de las razones de esta victoria hay que situarlas en la elevada movilización del electorado popular. El PP ha conseguido colocar un interventor en cada mesa electoral, lo que equivale a que 22.000 personas se conviertieran en movilizadores del voto popular en su entorno doméstico.
La otra idea de partida era que cuanto más se removiera el caso Gürtel por parte de los socialistas más se cohesionaría al electorado del Partido Popular y así ha sido. Más de un 53% del electorado ha participado en las elecciones europeas del 7-J, siete puntos por encima de la media española.
En definitiva, la llamada versión valenciana del caso Gürtel tiene pendiente la calificación final del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, pero lo que ya posee es la redención del voto ciudadano.
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Sobre mí
Hola, mi nombre es Jorge Mestre. Soy profesor universitario de Relaciones Internacionales, periodista y analista de política exterior. Este es mi blog, donde subo mis artículos y cosas interesantes que leo o veo. No te pierdas mis novedades.