Menudo contraste. Hemos pasado de hablar de la war de Afganistán la semana pasada a otro drama, el del hambre y la pobreza en el mundo. Mientras que para la primera ya van gastados 2.000 millones de euros, a razón de millón diario, para la ayuda a la cooperación, sólo hay recortes. Zapatero anunció en su plan de medidas contra el déficit del pasado mayo 300 millones menos para este 2010 y otros 500 menos para el año que viene.

Un auténtico azote para las conciencias de todos. Hace una semana el presidente del Gobierno no dudó en su firmeza respecto a la presencia de las tropas españolas en el país asiático, cueste lo que cueste, pero ahora llega a Nueva York con menos dinero para los 1.400 millones de personas que viven con menos de 1,5 euros al día.

La excusa de la crisis no me vale, ni tan solo lo que hacen o dejan de hacer otros países de nuestro entorno. Ya sé que Obama tiene previsto gastar en Afganistán 100.000 millones de euros y solo 10.000 millones para ochocientos millones de africanos. Pero allí, aquí y donde sea, supone una irresponsabilidad y un verdadero error de política exterior.

No he encontrado referencia alguna a la cumbre de los Objetivos del Milenio, en los medios españoles quiero decir. Aquí en la agenda interesa más hablar de una reunión de Zapatero con el sultán de Marruecos que del motivo real que se esconde detrás de la visita, pero no parece que interesa que se hable de ello, porque este año España no aprueba. Habrá quien me diga que España ha recorrido un largo camino en la ayuda a la cooperación, pero tampoco me vale, porque también lo ha hecho la práctica totalidad de países europeos e incluso Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Reino Unido o Irlanda, aportan el 0,51% de su PIB como paso intermedio al 0,7%.

Seguro que la retórica, el buenismo y las mejores intenciones serán la nota dominante de los tres días de reuniones y todos los dirigentes congregados públicamente anunciarán un nuevo impulso encaminado a la reducción de la pobreza, pero todo quedará ahí. En una lista de deseos. La semana que viene, hablaremos de cualquier otra cuestión.

No hace falta decir que soy escéptico pues de mis palabras ya se dilucida ello, pero creo que falta verdadera voluntad política y que se vea plasmada en un plan. Yo no quiero ver a un Zapatero diciendo todo lo que ha hecho, porque aparte del asunto del recorte de 800 millones, queda mucho por hacer y la autocomplacencia es uno de los errores mayores de un gobernante.

Con dos tercios del tiempo transcurrido hasta 2015, veo que de nuevo y por enésima vez, cometeremos el error de abandonar a su suerte a los más desfavorecidos, niños, mujeres y hombres condenados por el hecho de nacer en el lugar y momento equivocado.