Ciudadanos desconfiados por motivo de la corrupción política
La corrupción política genera individuos y sociedades desconfiadas. Esa es a la conclusión que se puede llegar tras analizar la asociación existente entre desconfianza de las personas (Y) y el índice de corrupción política (X) a lo largo de 56 países.
El gráfico que presento muestra una clara relación negativa entre las dos variables. En el eje de abscisas se ofrecen los índices de corrupción política de Transparencia Internacional de 2008. Conviene aclarar que a índices más cercanos al valor 0 la corrupción política es mayor, mientras que a medida que se va acercando a 10, la corrupción es inexistente. Lo cierto es que la manera de denominar dichos índices (CPI) y los valores asociados pueden dar lugar a error, pero no he querido distorsionarlo para evitar confusiones.
En el eje de ordenadas (Y) aparecen los datos correspondientes a la desconfianza de los ciudadanos de 56 países frente a otras personas según los datos de la oleada 2008 de la Encuesta de Valores Mundiales. La pregunta que efectuó el equipo que dirige Ronald Inglehart planteaba si se puede confiar en la mayoría de las personas, o si por el contrario hay que andar con prudencia.
A medida que la corrupción política se hace extensiva en un país, sus ciudadanos se vuelven más desconfiados frente a los demás.
El valor del coeficiente de correlación es de 0,55. Como r oscila entre -1 y +1, el valor de 0,55 puede ser considerado de una correlación moderadamente alta.
El valor devuelto para R al cuadrado es de 0,30 o el 30%. A partir de ahí, se podría decir que un 30% de la variación en la desconfianza de las personas es explicada por la variación de los índices de corrupción de los países. Esto deja un 70% de variación sin explicar que podría ser explicada por otros medios, como variables desconocidas totalmente no relacionadas con la corrupción política o simplemente debida al azar.
De los coeficientes extraídos podemos deducir la ecuación de la regresión: y = -0,040x + 0,934
La recta de regresión corta en el eje Y en el valor 93,4%, lo que quiere decir que el porcentaje de desconfianza de una sociedad con máxima corrupción sería del 93,4%.
Aquellos países que caen por debajo de la recta de regresión, tienen un menor grado de desconfianza de lo que podría esperarse.
El caso de España representa lo contrario. Pese a que es un país que no goza de la transparencia de otros estados vecinos con mayor desempeño democrático, como son los casos de Francia, Alemania o Reino Unido, el grado de desconfianza de los españoles es bastante más elevado de lo esperado, y se sitúa en una tasa del 80%.
El caso de otro país como Noruega es completamente diferente. En el país escandinavo son muchos más los ciudadanos confiados que desconfiados con sus prójimos.
Resulta pues interesante inferir que aquellos países con mayores índices de corrupción generan individuos y sociedades desconfiados, con las consecuencias que de ello podrían extraerse. Un individuo desconfiado hacia los demás, podría serlo también con el medio o país en que vive o se desenvuelve, lo que a su vez se podría traducir en la desconfianza en proyectos comunes o iniciativas basadas en la cooperación.
¿Puede ser esa desconfianza un factor que influya negativamente para salir de la crisis económica actual? Ahí cada uno que extraiga su conclusión, pero yo me inclino a pensar que la desconfianza sólo contribuye a enquistar el problema, algo que no se puede gestionar políticamente, excepto todo lo que contribuya a una mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de los dirigentes políticos electos.
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