El colapso inminente de las monarquías del Golfo
Christopher Davidson se pregunta en su último libro «After the Sheikhs» («Después de los jeques») por las razones por las que las monarquías del Golfo Pérsico sobreviven en el tiempo y explica que han aplicado aspectos de su estrategia doméstica a lo largo y ancho de la región e incluso en la comunidad internacional. De hecho, la distribución de riqueza no se excluye a la población nacional pues es usada de forma creciente para comprar influencia y voluntad donde sea, especialmente en otros países musulmanes y árabes.
Los procesos de formación de los estados de las pequeñas monarquías del Golfo, en particular sus históricas relaciones con el Reino Unido y otros estados extranjeros, son cruciales para entender las instituciones políticas que han desarrollado, aclara Davidson.
El modelo de estado rentista que distribuye de riqueza entre la población y la creación de una identidad nacional que persigue la formación de una élite de clase compuesta por gente de la región es la característica clave en las seis monarquías, Arabia Saudí, Omán, Bahrain, Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes. Pero otros recursos no económicos son también importantes. En este caso, habría que referirse a estrategias de culto de la personalidad, la autonomía a la religión, herencia tribal y otras fuentes tradicionales de poder y autoridad.
De la misma manera, extensas y costosas misiones de paz han sido enviadas a zonas de conflicto cercanas, lo que ha servido para posicionar a las monarquías del golfo como benevolentes vecinos. Más sutilmente han intentado comprar influencia y apoyo en las potencias occidentales y orientales.
Las monarquías del golfo se han convertido en exponentes claros del enfoque de soft power que describe Joseph Nye, pues varias de las familias que ostentan el poder y sus correspondientes gobiernos no solamente han buscado usar su recursos para pagar a actores externos, sino que han intentado postularse como miembros responsables de la comunidad internacional.
Sin embargo, las presiones internas y la debilidad son manifiestas en todas las monarquías, afectando a la capacidad de distribuir riqueza y satisfacer las expectativas de los ciudadanos. El declive de los recursos naturales y la eclosión de la juventud que se avecina debe tomarse en cuenta, así como los riesgos de los subsidios insostenibles, desempleo voluntario y nacionalización de la mano de obra. La corrupción y el expolio de los recursos nacionales por los gobernantes es una preocupación en aumento. Las políticas emprendidas han posibilitado financiar proyectos de prestigio, duplicando gastos y acumulando riqueza personal.
Otra de las presiones internas es el incremento de la pobreza entre los habitantes de estos países. La discriminación contra ciertos sectores de la sociedad y el uso extensivo de la censura son tambien preocupantes, según el autor.
Para Davidson, de las seis monarquías, Bahrein tiene el futuro más sombrío, con poca esperanza de que la familia real pueda restaurar la legitimidad para gobernar sin tener que recurrir a la represión. Si se mantiene a flote es por sus aliados regionales, como Arabia saudí y Emiratos Árabes, los cuales tendrán que seguir enviando tropas y proveer de asistencia financiera.
Otro país que puede seguir el camino de Bahrein es Omán, con pocos recursos para alimentar indefinidamente oportunidades en el sector público para sus ciudadanos con el fin de apaciguar las protestas y demandas. De hecho, la estabilidad de Omán reside en la asistencia externa, sobre todo de Arabia saudí.
Según el autor, Arabia Saudí y su familia real es el estado más estable de la región porque tiene capacidad para seguir distribuyendo riqueza con el fin de apaciguar a sus ciudadanos, pero en realidad el sistema saudí es igual de insostenible y se encamina igualmente a su agotamiento para los próximos años.
Qatar y Emiratos Árabes se encuentran en buena posición. En el caso de Qatar su gobierno parece más proclive que sus vecinos a seguir rutas constitucionales en los próximos años. El libro de Davidson es una obra de referencia para conocer los problemas internos a una de las zonas más inestables del planeta, situada en Oriente Próximo, y que aún se hace más complicada no solamente por la llegada de una nueva y futura primavera árabe, sino por el reciente acuerdo con Irán que alimentará la desconfianza de los aliados tradicionales en la región con EE UU y por la disminución de la dependencia energética con estos países del Golfo.
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