La oportunidad perdida de Gerardo Camps
La posible y futura fusión de las cajas valencianas Bancaja y CAM nos deja titulares casi a diario. Y lo que queda, que no será poco.
El vicepresidente primero del Consell y conseller de Economía, Gerardo Camps, alertó, según sus palabras, del “alto riesgo que corre la CAM de generar pérdidas si no se fusiona con Bancaja”.
Camps se salió al jardín del importunismo y se columpió durante un rato, muy contento consigo mismo y seguro de estar contribuyendo positivamente a que de la polémica fusión salga algo bueno. Y nada más lejos…
El intervencionismo desmesurado de la clase dominante en las cajas es siempre criticable, pero más aún cuando se trata de una operación tan controvertida y que tiene tantos matices.
Por mucho que se pretenda, es totalmente contraproducente tratar de teledirigir la política de una caja privada lanzando titulares a la prensa de forma diaria. Los medios de comunicación “usados” con un fin semejante sólo aumentan el recelo de una de las partes implicadas: Alicante.
No son ningún secreto las reticencias de los alicantinos en algunos temas relacionados con la provincia de Valencia. La fusión, en las últimas fechas, es paradigma de ello y requiere un cierto grado de sigilo y prudencia.
Como periodista, indudablemente soy partidario de la máxima transparencia y publicidad informativa de la clase política. Siempre es preferible un dirigente que habla y declara antes que uno que se mueve en las sombras de forma esquiva. Sin embargo, un tema con tantas connotaciones no debe tratarse en los periódicos.
El asunto amenaza con convertirse, más aún, en una guerra política con las disputas internas de un partido como telón de fondo. Esperemos que el PP haya tomado buena nota de lo ocurrido en los últimos meses con el episodio de Caja Madrid y no cometa de nuevo otro error semejante.
No es momento de presiones, ni de amenazas ni alertas. Si las cajas valencianas consideran un beneficio evidente la fusión, serán las primeras interesadas en llevarlo a cabo. Dejemos mientras el intervencionismo para el siglo pasado.
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