El hecho de que Internet nunca parece que olvida es una amenaza casi existencial por nuestra incapacidad de controlar nuestras identidades, de tener la opción de reinventarnos, poder empezar de nuevo y superar nuestros pasados. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con historias de personas más o menos cercanas que han querido borrar de Internet imágenes, tweets, comentarios o posts sobre su persona? o ¿cuántas veces los reclutadores de empleo se basan más en Internet que en las cartas de recomendación? y ¿cuántas mujeres y hombres, antes de una cita, googlean para saber de la otra persona? Respuestas a esas preguntas son las que la semana pasada se formuló Jeffrey Rosen, profesor de leyes de la Universidad George Washington, en el New York Times. Resumo algunas de las afirmaciones realizadas por Rosen:

Datos
– Un estudio de la Universidad de California, Berkeley publicado en abril de este año, afirmó que la gran mayoría de personas entre 18 y 22 años repalda la existencia de leyes que exijan a los sitios Web eliminar toda la información almacenada sobre individuos (88 por ciento) y que ofrezcan a la gente el derecho a conocer toda la información que los sitios web conocen sobre ellos (62 por ciento) -porcentaje que reflejaba el punto de vista sobre la privacidad de los adultos mayores. Un estudio reciente de Pew halló que los jóvenes de entre 18 y 29 años están en realidad más preocupados por sus perfiles en línea de lo que las personas mayores están, cuidando de eliminar los mensajes no deseados, eliminando sus nombres de fotos etiquetadas y censurándose a sí mismos, ya que comprenden los peligros de compartir en exceso.

– Según una reciente encuesta realizada por Microsoft, el 75 por ciento de los reclutadores y profesionales de recursos humanos en los EE.UU. dicen que sus empresas les obligan a hacer investigación en línea sobre los candidatos, y muchos utilizan una serie de sitios al examinar a los candidatos -incluyendo motores de búsqueda, sitios de redes sociales, sitios de intercambio de fotos y videos, sitios Web personales y blogs, Twitter y sitios de juegos de azar en línea. El setenta por ciento de los reclutadores de los EE.UU. informa que han rechazado candidatos debido a la información encontrada en línea, como fotos y foros de discusión, y la membrecía en grupos controversiales.

Filosofía
– A menudo se dice que vivimos en una era permisiva, una con una infinita cantidad de segundas oportunidades. Pero la verdad es que para un gran número de personas, el banco de memoria permanente de la Web imposibilita cada vez más que haya una segunda oportunidad –no hay oportunidades de escapar a la letra escarlata en tu pasado digital. Ahora la peor cosa que has hecho es que todo el mundo sabe acerca de ti.

– En un libro reciente, “Delete: The Virtue of Forgetting in the Digital Age”, el estudioso del ciberespacio Viktor Mayer-Schönberger cita el caso de Stacy Snyder como un recordatorio de la importancia del “olvido social”. Al “borrar memorias externas,” dice en el libro, “nuestra sociedad acepta que los seres humanos evolucionamos con el tiempo, que tenemos la capacidad de aprender de las experiencias del pasado y ajustar nuestro comportamiento”. Una sociedad en la que todo está registrado “nos sujetará por siempre a todas nuestras acciones pasadas, haciendo imposible, en la práctica, escapar de ellos”. Concluye que “sin alguna forma de olvidar, perdonar se convierte en una tarea difícil”.

Propuestas
Alex Türk, el comisionado de protección de datos francés, ha pedido un derecho constitucional “al olvido” que permita a los ciudadanos mantener un mayor grado de anonimato en línea y en lugares públicos. En Argentina, los escritores Alejandro Tortolini y Enrique Quagliano han iniciado una campaña para “reinventar el olvido en Internet”, explorando una variedad de opciones políticas y tecnológicas para hacer que los datos desaparezcan.

– En el mundo Web 3.0, la gente será clasificada, evaluada y calificada de acuerdo a los demás, no en su capacidad crediticia, sino en su confianza como buenos padres, buenas citas y buenos empleados.

Paul Ohm, profesor de derecho en la Universidad de Colorado, aprobaría una ley que declarase ilegal que los empresarios puedan despedir o se nieguen a contratar a alguien sobre la base de conductas lícitas fuera de servicio publicadas en Facebook o en perfiles de Google.