Las recesiones alargan la vida de las personas
Hace unos días leía un resumen de un interesante estudio sobre la relación entre la esperanza de vida y el crecimiento económico que han realizado recientemente dos profesores de la Universidad de Michigan, José A. Tapia Granados y Ana Díez Roux. Los dos investigadores seleccionaron el período comprendido durante la Gran Depresión en los EE UU (ver gráfico inferior). La conclusión no es poco interesante: las recesiones alargan la vida de los ciudadanos.
Pero no es sólo cuestión de crecimiento económico. En los años analizados, descubrieron que la salud se vio mejorada en aquellos individuos que habían dejado de trabajar, de forma que a menos horas de trabajo, menos estrés, menos consumo de tabaco y de alcohol y, por tanto, hábitos más saludables, de modo que las personas dedicaron más tiempo a familia y amigos. Menor producción industrial equivalía también a menor polución y menos riesgo de infartos, por lo que la mejora de la salud entre las personas que trabajan en tiempo de recesión fue más grande que los saldos de la disminución de la salud entre desempleados, aún cuando su número aumentase.
Me ha parecido interesante llevar este gráfico a la situación española (ver gráfico superior), con la salvedad importante que aquí los datos de crecimiento económico y de esperanza de vida empezaron a ser medidos en los años 70, por lo que he elegido del INE los datos comprendidos entre 1991 y 2007, momentos de crisis-crecimiento y de nuevo crisis en la economía española. Lo que más llamado la atención de esos datos es que la correlación que los dos investigadores establecen para EE UU no se puede trasladar a España, país donde sus ciudadanos se muestran impermeables a los vaivenes económicos, tanto de desaceleración como de caída del paro.
Algunos malintencionados podrán pensar que esto es una muestra más de la imperturbabilidad, impasibilidad e impavidez con la que la sociedad española afronta los acontecimientos. No se puede afirmar con rotundidad que así ocurra, pero parece claro que la sociedad española aguanta más que otras todo lo que le echen.
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