Lo ocurrido en Benidorm de tratar de derribar al actual alcalde del PP, Manuel Pérez Fenoll, a través de una moción de censura por parte de los socialistas y el apoyo de un tránsfuga es una muestra más de hasta donde puede llegar la degradación democrática de algunos políticos. Como distinguiera en su día el ex presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, hay que separar las «mociones de censura» de las «mociones de venganza», pues lo ocurrido en Benidorm es un ejemplo del uso inadecuado de las mociones de censura. Los abandonos súbitos y los cambios de partido, lo que se conoce como “transfuguismo” han contribuido a dichas mociones de venganza, una adulteración grave del procedimiento democrático. De esta forma, lo que se dice en llamar una moción de censura en realidad encubre una venganza, el rencor por no haber conseguido el respaldo de los ciudadanos en las urnas.