La lista Forbes de los hombres más ricos del planeta refleja muy bien el argumento de estas líneas.
¿Cuántos norteamericanos y cuántos europeos están entre los 50 más ricos del mundo? 21 estadounidenses frente a 7 europeos…, y ¿qué edad tiene el europeo rico más joven? 63 años. Bernard Arnault propietario del grupo LVMH. Junto a él, hay otros seis empresarios europeos mayores que él, con edades que van de los 76 años de Amancio Ortega (Inditex) o los 65 del dueño de H&M, Stefan Persson a los 89 años de la propietaria de L’Oreal, Liliane Bettencourt.
Por el contrario, ¿cuál es la edad del millonario estadounidense más joven? Marck Zuckerberg, 28 años.
Y es que el fundador de Facebook puede tutear sin incomodar a varios de otros empresarios multimillonarios de su país, como a los creadores de Google, Sergey Bring y Larry Page con 39 años cada uno; a Jeff Bezos de Amazon (48 años) o a Michael Dell (47 años).
De acuerdo con un análisis de las 500 mayores empresas del mundo cotizadas en bolsa y realizado por Nicolas Véron y Thomas Philippon de Bruegel, un think-tank, Europa sólo ha sido capaz de alumbrar tan sólo 12 nuevas grandes empresas entre 1950 y 2007. Estados Unidos creó 52 en el mismo período (véase el gráfico). Además, Europa tiene sólo tres grandes empresas cotizadas y que han sido fundadas entre 1975 y 2007, dos de ellas nacidas en Gran Bretaña e Irlanda, cuya proximidad cultural con Norteamérica es evidente.
El resto de grandes empresas europeas de capital privado, nacieron antes de 1950, a menudo mucho tiempo antes.
Más allá de los problemas regulatorios europeos del mercado de empleo que son importantes o del acceso a la financiación que también lo es, el porcentaje de empresarios en la sociedad europea nada tiene que ver con los casos de EE UU, China o Brasil. Por ejemplo, en Italia sólo el 2,3% de la población adulta es empresaria o un 4,2% en Alemania, mientras que en EE UU este porcentaje es del 7,6%, un 14% en China y en Brasil lo es del 17%. Es decir, algo grave pasa en el Viejo Continente que impide la asunción de riesgos por parte potenciales emprendedores.
Es verdad que Europa cuenta con grandes empresarios como Amancio Ortega, Richard Branson, o Ingvar Kamprad (IKEA), pero la lista es corta realmente.
Muchos emprendedores prefieren irse. Hay alrededor de 50.000 alemanes en Silicon Valley, y unas 500 nuevas empresas en el área de San Francisco han sido creadas por franceses. El domingo pasado el suplemento de economía de El País recogió precisamente un artículo sobre esta temática bajo el título «Los emprendedores (también) emigran». En él, se explican los casos de Red Karaoke (San Francisco), The Mad Video, Olapic y Pixable (Nueva York), Passwordbank (Palo Alto) o Anboto (Palo Alto), fundadas por españoles, pero en EE UU.
Una de las razones de la marcha del talento emprendedor europeo a Estados Unidos hay que encontrarlo en la libertad que existe en el Nuevo Continente para equivocarse y fallar. A diferencia de EE UU, si tu empresa se hunde en España o Francia es muy difícil encontrar una segunda oportunidad. Es más, existe en nuestro imaginario colectivo algunos prejuicios relacionados con los empresarios declarados insolventes. Muchos de ellos son considerados más o menos unos estafadores, cuando realmente una minúscula parte de los cierres empresariales esconden verdaderos fraudes.
Los empresarios venidos a menos por la crisis se mantienen en el limbo durante años. Por ejemplo, en Alemania cualquier ejecutivo puede enfrentarse a una suspensión vitalicia en altos cargos ejecutivos en grandes empresas. En EE UU, los emprendedores han sido clave para crear puestos de trabajo que han contribuido a la recuperación económica. Silicon Valley es en el siglo XXI el símbolo de la cultura emprendedora, como lo fue el puerto de Nueva York para el sueño americano de millones de inmigrantes hace 100 años, y refleja el dinamismo económico.
En cuatro años, España ha pasado a tener 222.000 empresas activas menos y la tendencia sigue siendo negativa (datos del INE). La prometida Ley del Emprendedor, donde se iba a conceder ventajas fiscales y laborales a los emprendedores ha quedado en nada, como otras tantas promesas electorales de Mariano Rajoy, en un momento que es más necesaria que nunca.
Y dado que la pasividad de nuestros gobernantes es atronadora, al final ha tenido que ser la iniciativa privada la que quiere aportar su granito de arena para despertar a Europa y a sus potenciales emprendedores. Os dejo el video que dentro de unos meses podrá verse en España, Alemania, Italia, Polonia y Reino Unido y creado por la Asociación de Agencias de Publicidad bajo el nombre de la campaña: «This is my future”, que ya puede verse en www.thisismyfuture.eu.
El video muestra a científicos y pensadores europeos del pasado incluyendo a Platón, Galileo y Darwin. Un narrador lee una frase del británico Bernie Ecclestone: «Yo pienso que Europa está acabada. Será un buen lugar para visitar y poco más. Europa es cosa del pasado».
La imagen del final es la de una chica en una caja de cristal que termina rompiéndola con un martillo. «Ese no es mi futuro» afirma ella, mientras que aparece en pantalla el mensaje que da nombre a la campaña: «Este es mi futuro».
El objetivo es animar a los emprendedores europeos a crear 500.000 empresas en tres años y 2 millones de empleos. Se pretende también ayudar a la gente a superar barreras emocionales y culturales, a cambiar mentalidades, a superar la aversión al riesgo que existe en Europa.
Ya que los políticos están enrocados en el cortoplacismo, empeñados en achicar el agua de un buque llamado Europa, conviene plantearse urgentemente…, ¿quién creará los puestos de trabajo del futuro cuando la crisis pase?