Sobre quienes lo han perdido todo y no sabemos de ellos
Mientras daba anoche un escarceo por la radio en búsqueda de información, algo difícil un domingo noche con fútbol, entre la noticia de la obligatoriedad de todos los bancos de provisionarse aún más para evitar las embestidas de la crisis y las elecciones en Turquía, hubo una información que me condujo a escribir este artículo hoy. La crónica versaba acerca de las situación de las 12.000 familias que han sido atendidas este año por el Banco de Alimentos de Valencia. «La situación de colpaso ha llegado a tal punto que se va a poner en marcha otro comedor social en Valencia para dar de comer a las miles de personas que mes a mes no tienen recursos para alimentarse y poder alimentar a los suyos», decía el periodista.
Es ésta una de las caras de la crisis económica y de la que apenas se conocen datos. No lo entiendo. No entiendo como se utiliza de termómetro de la situación económica el paro, cierre de empresas, desconfianza en el futuro, actividad comercial y no existe información estadística del número de ciudadanos que día a día tienen que acudir a pernoctar a los albergues sociales. O por qué se desconoce la información acerca del número de familias que se alimentan diariamente en los comedores sociales.
Esta clase de cifras debería ser recogida y ofrecida a la ciudadanía no sólo como parte de la fotografía de la realidad, sino para poder analizar los cambios sociales. Habrá quién diga que esos datos no son macroeconómicos o que no existe costumbre en su recopilación. No importa. La transparencia es la mejor forma de tener una ciudadanía informada, con elementos de juicio y despierta.
Durante los últimos meses se ha cometido el error en España de querer juzgar a los más de 4 millones de parados y sobre muchos de ellos ha pesado el dudoso honor del fraude, alimentado principalmente por un gobierno central que se resiste a tomar conciencia públicamente del alcance verdadero de la devastadora situación económica y jalea día sí, día también, que ya hemos salido de la crisis.
No conocemos el número de familias que todos los meses necesitan ayuda. Todo lo más, llegamos a enterarnos de lo que ocurre en nuestro entorno, pero para los varios millones de personas que han perdido su trabajo, quedarse sin hogar y sin posibilidad de comprar comida, son posiblemente la parte más canalla del momento. Es verdad que para todo lo ocurrido, una gran mayoría de personas han podido afrontar la situación echando mano de sus familiares y amigos más cercanos.
Pero no es suficiente. Con unas cifras del paro en ascenso, el número de personas necesitadas de hogar puede verse incrementado en lo que queda del año. Hace falta asistencia económica para que las personas puedan permanecer en sus hogares o puedan regresar pronto a ellos si los pierden. Eso es más importante que ponerse la venda antes de la herida.
Leave a Comment