La pasada semana el ejército sirio traspasó una vez más los límites con su incursión en territorio turco. Provocación o no, más bien pienso que sí, Bashar al-Assad, ha pasado de masacrar el pueblo sirio a dar una vuelta de tuerca en el desequilibrio del balance de poder de la región.
Turquía tiene una fuerza militar considerable y como miembro de la OTAN que es podría acudir al amparo de la misma para buscar una respuesta a la agresión siria, pero EE UU no quiere.
El presidente Obama no quiere meterse en nuevos conflictos a pocas semanas de las eleccciones presidenciales en Estados Unidos. Pero conociéndose la inoperancia del consejo de seguridad de la ONU, reflejado actualmente del mismo modo que ocurrió en Kosovo, Irak o más recientemente en Libia, la OTAN ya tiene el pretexto adecuado para tratar de derribar a al-Assad del poder.
La cuestión a dilucidar es saber cuándo llegará ese momento. Turquía cuenta los días en el calendario, al igual que lo hace Arabia Saudí y otros estados del Golfo. Todos esperan a Godot, el personaje que nunca aparece de la obra de Samuel Beckett.
Pero creo que Godot, personificado en EE UU, al final terminará por llegar porque hay razones legales para ello, como el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas que establece el derecho de la legítima defensa y a la intervención cuando se pone en peligro la seguridad internacional, y desde luego Bashar al-Assad constituye una grave amenaza en una zona del mundo muy sensible.
Lo lamentable de todo ello es que hasta que llegue Godot las víctimas inocentes del déspota al-Assad seguirán aumentando día tras día.
Menudo contraste. Hemos pasado de hablar de la war de Afganistán la semana pasada a otro drama, el del hambre y la pobreza en el mundo. Mientras que para la primera ya van gastados 2.000 millones de euros, a razón de millón diario, para la ayuda a la cooperación, sólo hay recortes. Zapatero anunció en su plan de medidas contra el déficit del pasado mayo 300 millones menos para este 2010 y otros 500 menos para el año que viene.
Un auténtico azote para las conciencias de todos. Hace una semana el presidente del Gobierno no dudó en su firmeza respecto a la presencia de las tropas españolas en el país asiático, cueste lo que cueste, pero ahora llega a Nueva York con menos dinero para los 1.400 millones de personas que viven con menos de 1,5 euros al día.
La excusa de la crisis no me vale, ni tan solo lo que hacen o dejan de hacer otros países de nuestro entorno. Ya sé que Obama tiene previsto gastar en Afganistán 100.000 millones de euros y solo 10.000 millones para ochocientos millones de africanos. Pero allí, aquí y donde sea, supone una irresponsabilidad y un verdadero error de política exterior.
No he encontrado referencia alguna a la cumbre de los Objetivos del Milenio, en los medios españoles quiero decir. Aquí en la agenda interesa más hablar de una reunión de Zapatero con el sultán de Marruecos que del motivo real que se esconde detrás de la visita, pero no parece que interesa que se hable de ello, porque este año España no aprueba. Habrá quien me diga que España ha recorrido un largo camino en la ayuda a la cooperación, pero tampoco me vale, porque también lo ha hecho la práctica totalidad de países europeos e incluso Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia, Reino Unido o Irlanda, aportan el 0,51% de su PIB como paso intermedio al 0,7%.
Seguro que la retórica, el buenismo y las mejores intenciones serán la nota dominante de los tres días de reuniones y todos los dirigentes congregados públicamente anunciarán un nuevo impulso encaminado a la reducción de la pobreza, pero todo quedará ahí. En una lista de deseos. La semana que viene, hablaremos de cualquier otra cuestión.
No hace falta decir que soy escéptico pues de mis palabras ya se dilucida ello, pero creo que falta verdadera voluntad política y que se vea plasmada en un plan. Yo no quiero ver a un Zapatero diciendo todo lo que ha hecho, porque aparte del asunto del recorte de 800 millones, queda mucho por hacer y la autocomplacencia es uno de los errores mayores de un gobernante.
Con dos tercios del tiempo transcurrido hasta 2015, veo que de nuevo y por enésima vez, cometeremos el error de abandonar a su suerte a los más desfavorecidos, niños, mujeres y hombres condenados por el hecho de nacer en el lugar y momento equivocado.
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Sobre mí
Hola, mi nombre es Jorge Mestre. Soy profesor universitario de Relaciones Internacionales, periodista y analista de política exterior. Este es mi blog, donde subo mis artículos y cosas interesantes que leo o veo. No te pierdas mis novedades.